Maternidad Invisible
- 24 sept
- 2 Min. de lectura
Ser madre implica muchas cosas. No sólo amor y alegría, sino también silencios, preocupaciones, rutinas interminables y responsabilidades que no siempre se ven… pero se sienten. Este blog es un espacio seguro para nombrar lo que agota, para dejar de cargarlo sola y encontrar acompañamiento en la tribu digital que construimos juntas.
1. La doble jornada invisible de las madres
Muchas mujeres viven una “doble jornada”: trabajan fuera de casa, pero al regresar encuentran una segunda jornada de trabajo doméstico no remunerado, lo que incluye organización, cuidado emocional y logística familiar. Este esfuerzo adicional rara vez se valora justa y equitativamente, y genera una carga mental que afecta la salud y el bienestar.
2. La presión social y laboral: ¿madre o profesional?
Existe un mito persistente de que ser madre y trabajadora es incompatible. Socialmente se espera que la mujer priorice el trabajo profesional y “olvide” su rol materno en el ambiente laboral, mientras enfrentan juicios, miedos y estereotipos sobre la supuesta menor disponibilidad o compromiso. El temor a perder el empleo o a no ascender profesionalmente acompaña a muchas madres desde el embarazo
3. El no reconocimiento: ¿por qué no se paga?
El trabajo de la maternidad –del hogar y de los cuidados– se realiza día a día sin salario, prestaciones ni reconocimiento formal. La entrega emocional, la organización de la vida familiar y el bienestar de los hijos recaen sobre madres multitarea, incluso cuando tienen un empleo. El hecho de que esta labor sea “gratuita” refuerza la invisibilidad y puede generar culpa, agotamiento y autoexigencia excesiva
Equilibrio: Prácticas y consejos
Establecer límites claros entre trabajo y familia, dedicar tiempo auténtico a cada ámbito y priorizar el autocuidado físico y mental ayuda a mantener bienestar y desarrollo personal.
Dialogar con jefes acerca de horarios flexibles, homeoffice y jornadas parciales permite una mejor conciliación y menor estrés al transitar desde el hogar al ambiente laboral.
Compartir responsabilidades de crianza y cuidado con pareja, familiares o redes de apoyo es clave para evitar sobrecarga y fortalecer vínculos.
Mantener rutinas de autocuidado; ejercicio, descanso, actividades placenteras, garantiza mayor energía, resiliencia y mejor desempeño profesional y familiar.
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